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Adrian Tavera

1940 – 2019

Adrian Tavera fue un pintor acido en Teneria, un pequeño rancho en el Estado de México. De origen humilde pasaba sus días en el campo cuidando animales donde su fascinación por la naturaleza le hace comenzar a dibujar sobre la tierra intentando repetir las formas que le rodean. Internado en Toluca donde le tutelan por horfandad decide escapar por las condiciones y los maltratos que sufre comprando un boleto en la central de camiones por el costo de aquél lugar al que le alcanzara llegar con el dinero que había escondido.

Su destino le instala en los tiraderos de basura de la Merced. Comienza a ganarse la vida como cargador y un día por casualidad le piden ayuda para cargar las cajas dentro de un teatro donde le ofrecen pagarle para realizar la misma labor de manera recurrente. Así es como se encuentra con el oficio de la pintura por primera vez pues conoce la labor de los escenógrafos a quienes mira con admiración y sorpresa mientras realiza su labor.

«Les rogué que me enseñaran pero eran muy celosos de su oficio y creo que me menospreciaban por mi origen y mi trabajo. Pero siempre fui muy necio y logre comprar material y me pare junto a ellos intentando imitar lo que hacían sin interrumpirlos ni molestarlos».

Así, el maestro Tavera, entre el oficio y el ejercicio autodidacta logró de manera sorpresiva alcanzar una técnica difícilmente igualable donde la delicadeza de sus formas y la sensualidad de las pieles nacaradas de sus modelos parecieran creadas por las manos de los antiguos pintores de academia. Sus temáticas fantásticas y sus representaciones arcanas son sin duda una de las manifestaciones más destacables y re-memorables de aquellos que luchan y sobresalen por sobre toda adversidad.

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